Lo único que lamento es haberme dado cuenta ahora. Pero es igual. Ningún tiempo es del todo perdido. Al fin he vuelto a donde empecé esta etapa de mi vida, y he descubierto que vuelvo a sentirme igual de bien, igual de viva, de inexperta, de ansiosa por redescubrirlo todo de nuevo. Incluso mejor todavía, pues ahora tengo a muchas más almas a las que querer.
Esta noche he buscado entre las luces y las sombras de la ciudad algún rastro de rencor, incluso de auténtica tristeza, de esa melancolía lúgubre, pesada, que me ha dejado como huella esta sonrisa gris en la cara durante tantos meses. Y no lo he encontrado.
Lo único que veo ahora es todo lo que viene. Y es vida. Lo que aún no conozco. Lo mejor todavía no ha llegado. Como cuando llegué por primera vez a tierras salmantinas para quedarme.
Me he sentido muy joven. Era esto, solo esto, lo que tenía que pasar.
Soy libre. Y mejor aún. Soy feliz.