Lucía Rodríguez González

domingo, 31 de mayo de 2020

La pesadilla de Ockham. Parte II

¿Qué ocurre cuando se cumple una pesadilla?

Vivir rápido, morir lento.

¿Qué ocurre cuando ocurre?

Nos parece que la vida ha sido demasiado rápida,
que ahora la muerte ahoga, pero no termina.

¿Qué ha ocurrido?

¿Ha saltado el sueño al mundo de lo palpable,
o era el subconsciente un reflejo distorsionado de la realidad?

Los espejos son peligrosos. Pero a veces son necesarios.


martes, 26 de mayo de 2020

"El Presente" (fragmento)

<< (...) Parménides decía que, en realidad, el tiempo no existe; que lo único que hay es un eterno presente, en el que se encuentran recogidos todos los infinitos momentos. 💿

Si esto es así, significaría entonces que ahora, en este mismo instante, puede que incluso en este mismo lugar en que yo estoy sentada, alguna otra persona perteneciente a cualquier otra época, está respirando igual que yo lo hago.
Ahora mismo alguien está cazando un mamut, y Einstein está dando forma en su cabeza a la teoría de la relatividad al tiempo que Colón llega a un nuevo continente y Amelia Earhart sobrevuela el océano. Ahora mismo yo estoy viviendo, y también naciendo y muriendo a la vez, al igual que ellos, al igual que todas las personas y todos los seres.

⌚️

(...)
Parménides decía que, en realidad, el tiempo no existe; que lo único que hay es un eterno presente, en el que se encuentran recogidos todos los infinitos momentos. 🌠

Aunque quizás parezca algo infantil, a veces me gusta creerlo, o intentar creerlo al menos. Me resulta hermoso pensar que todo lo que nos parece cambiante, todo lo que vemos nacer, crecer o menguar, y finalmente terminar, es realmente tan eterno como esto en lo que nuestra existencia se encuentra. Creo que es reconfortante. Y quiero creer que es verdad. 🌺
>>

(Extracto de "El Presente", Lucía Rodríguez González, año 2008) ☄️

lunes, 4 de marzo de 2019

El guardador de rebaños V (fragmento). Fernando Pessoa

(...)

No creo en Dios porque nunca lo vi.
Si Él quisiera que yo creyera en Él,
Sin duda que vendría a hablar conmigo
Y entraría adentro por mi puerta
Diciéndome, ¡aquí estoy!

(...)


Pero si Dios es las flores y los árboles
Y los montes y sol y el rayo de luna,
Entonces creo en Él,
Entonces creo en Él a toda hora,
Y mi vida toda es una oración y una misa,
Y una comunión con los ojos y por los oídos.


Pero si Dios es los árboles y las flores
Y los montes y el rayo de luna y el sol,
¿Para qué le llamo Dios?


Le llamo flores y árboles y montes y sol y rayo de luna;
Porque si Él se hizo, para que yo lo vea,
Sol y rayo de luna y flores y árboles y montes,
Si Él se me aparece como árboles y montes
Y rayo de luna y sol y flores,


Es que Él quiere que yo lo conozca
como árboles y montes y flores y rayo de luna y sol.
Y por eso yo lo obedezco
(¿Qué más sé yo de Dios, que Dios de sí mismo?),
Le obedezco viviendo, espontáneamente,
Como quien abre los ojos y ve,


Y le llamo rayo de luna y sol y flores y árboles y montes,
Y lo amo sin pensar en Él
Y lo pienso viendo y oyendo,
Y ando con Él a toda hora.


Fernando Pessoa

jueves, 6 de octubre de 2016

Existen lugares

en los que la mirada se confunde con el recuerdo,
lugares en los que se nos devuelven, como depósitos de viejas alegrías, sensaciones que ya creíamos olvidadas.

Su olor, el tacto de su suelo y de su brisa, el sonido de su entorno.

Todo ello junto hunde muy profundo sus raíces en la memoria, haciendo aflorar destellos... Destellos de nostalgia, de sonrisas escondidas, de vida.

Vida...













Siempre existirán estos lugares, impresos en la mente y en los sueños de lo vivido. Son el equilibrio de los malos recuerdos.



Sí, también habrá siempre memorias tristes. Pero mucho más triste aún sería el olvido.

jueves, 5 de febrero de 2015

Esto NO es un microrrelato.

Ojalá fuese así, pero no. Se trata de una declaración de asco que nadie o casi nadie leerá, que yo  misma olvidaré, por fuerza, en apenas unas semanas, y que por supuesto no trascenderá de ningún modo en la sociedad ni en los acontecimientos.

Esta declaración de asco, al menos, me servirá para reproducir la rabia en un futuro próximo o lejano, cuando vuelva (si es que lo hago) a echar un vistazo a mi pobre blog abandonado. Eso espero.

Mi declaración de asco se materializa casi a diario a través de chistes, imágenes manipuladas y parodias varias, jugando con el humor absurdo y ácido en críticas probablemente y a pesar de todo demasiado sutiles. No soy la única que lo hace. Son varios cientos de miles de imágenes y textos satíricos los que se comparten cada hora en todas las redes sociales, atacando las principales incongruencias sociales de las que formamos parte todos ahora mismo.

Yo prefiero éstas, y no las más serias, porque siempre he dicho que el humor es en sí mismo un mecanismo de supervivencia. Tristemente, cada día que pasa me resulta más difícil de digerir toda la mierda de la crisis, que no es tanto económica como social, ni es tan grande la carencia de recursos como la de prioridades racionales. 

Sin perspectiva ninguna de encontrar un trabajo remunerado, ya no en lo mío, sino en cualquier cosa: difícil incluso conseguir curro de dependienta o camarera, milagrosamente una compañera oyó que su jefa necesitaba sustituta, y me cogieron para trabajar por unos meses. Os prometo que en mi casa fue una alegría increíble que me hubiesen contratado para 6 horas semanales (ojo al dato), a 8 euros la hora, para un puesto que requería que, aparte de esas horas oficiales, pasase aproximadamente otras tantas preparándome previamente (a la vez que continuaba con mi tesis).

Esta semana hace unos tres meses que trabajo en esta empresa, sin haber visto ni un solo céntimo todavía. Tres meses sin cobrar y sin que me hicieran contrato. Con mucha vergüenza, y después de mucho tiempo de plantones y de largas, tuve que plantarme en el portal de esta señora para que me pagase las horas trabajadas hasta ahora, porque además se negaba a darme todo lo que me debía, alegando que yo, que no he percibido ni medio euro en tres meses, le he causado gastos; llegó a decirme, cargada de razón, que yo no tengo conciencia, que debería salir de mí el pedirle por favor que me quitase parte del sueldo negociado. Esto no es ciencia ficción. Es la pura realidad: una mujer que gana muchos miles de euros anuales, intentando regatearme a mí buena parte de los escasos 600 euros que me debía. ¿Por qué? Porque soy joven, porque quiero ganar dinero, aunque sea poco, para empezar a mantenerme sola, que ya va siendo hora. Porque saben que pueden aprovecharse de nosotros.

No sé cuál es el número exacto de desahucios y familias echadas a la calle al día. Puede que sean decenas, contando los que se conocen y los que se llevan a cabo de forma encubierta y dándoles otras denominaciones eufemísticas, pero con el mismo resultado. Lo que sé es que nos hemos acostumbrado de tal manera a oír este tipo de noticias que ya ni siquiera nos llaman la atención (me incluyo). Lo mismo para la multitud de personas que salen en las noticias porque no tienen acceso a este o aquel tratamiento médico o ayuda social, sin contar los muchísimos casos más que de la misma manera ni siquiera salen a la luz... Y tantas penurias más.

Recuerdo que no hace muchos años, todos los telediarios nos bombardearon durante meses con el terrible problema de los llamados "mileuristas", personas, generalmente jóvenes, que no cobraban más de 1000 euros mensuales. Se consideraba una tragedia social, porque además la mayor parte de esas personas poseían una formación muy amplia, estudios universitarios, idiomas y toda la pesca.

Ahora mismo tengo que escuchar o leer, cuando tengo estómago para ello, cómo la mafia pública que nos gobierna y administra nuestros recursos (me da igual el partido), celebra con todos nosotros que ya seremos solamente (¡!) un 24% de españoles en paro en 2015, y que los que trabajan a jornada completa perciben un salario mínimo que no llega ni a la mitad del mínimo en la mayor parte de los países europeos. No hablamos de la cantidad ingente de personas que están teniendo que exiliarse en busca de un trabajo o de una beca de investigación.

Tenemos que ver a diario cuánto ganan, (y eso es solamente la punta del iceberg, lo sabemos todos), cuánto estafan y roban, y con qué descaro permanecen en sus cargos y siguen mostrando sus jetas a las cámaras; se rascan un poco y la mierda que sacan de ello juegan a tirársela unos a otros, total, solamente tienen que entretenernos el ratito que dura el telediario o la tertulia mañanera, porque después tenemos que ponernos a sobrevivir, matamos unas cuantas horas de nuestras vidas mirando y gritando y rezando por los deportes y programas basura varios, (a los que por cierto también se mantiene con millonadas absolutamente asquerosas), y ya está: se pasó otro día.

Hasta que llega el momento en el que te tocan tu casa, o el dinero que ibas a emplear para comer este mes, o tu familia, o todo a la vez, qué sé yo. Te enfadas, quemas cuatro contenedores, tiras una piedra aquí y otra allí, y te has convertido en delincuente (o en terrorista, según dónde hayas tirado la piedra), y la ley seguirá amparando a quien te estafa, a quien te obliga a callarte, a quien te torea, nunca mejor dicho, al más puro estilo español. Qué sucios perroflautas los que nos congregamos en la calle en el 15-M y derivados, qué violenta la gente de Gamonal, qué ilusas las hordas votantes de Podemos, "pequeñas bestias vegetarianas", nos llamó literalmente y con bastante alegría el señor Sostres en su artículo de opinión en El Mundo, hace pocos meses, a todos los españoles no-ricos que nos quejamos de la situación actual.

Si no hay dinero para mantener una buena Educación Pública, una buena Sanidad Pública, (cuántos años de esfuerzo y de lucha para construirlas, para ahora dejar que esas garrapatas políticas se las fumen en billetes de 500); si no hay dinero para invertir en Investigación y Desarrollo, para que las carreras duren lo que tienen que durar, para crear empleo y mejorar sus condiciones, para la Cultura, para las pensiones... Si no hay dinero para garantizar una calidad de vida mínima para todos los españoles, ¿de dónde salen los millones y millones y millones que se embolsan delante de nuestros ojos estos personajes? 

¿Cómo es posible que permitamos, sin poner el grito en el cielo, que Wert, la vergüenza de la Historia de la Educación española (y ya es decir), haga declaraciones como la que se leía recientemente en algunos diarios: "Las familias que no tienen dinero para estudiar, es porque no se quieren privar de otras cosas"? ¿Cómo podemos dejar que gente como Sostres nos mande callar y nos insulte tranquilamente en los periódicos?

"Que muera un pobre es importante para los familiares, pero que muera un rico es trágico para España. Lo fundamental en un país son sus ricos y la turba es intercambiable. Lo que da identidad, elegancia y distinción a un Estado son sus millonarios".

Así iniciaba su artículo este señor, con motivo de la muerte de Emilio Botín. Y es la parte más ligera de todo el texto, quienes lo hayáis leído lo sabréis bien.

Esta es la mentalidad de quienes nos gobiernan, y de quienes los votan, o los votáis. Una pregunta simple: ¿de dónde sale el dinero? ¿de dónde saca el dinero esta gente, para ser millonaria? El vendedor, el empresario, ¿de dónde salen los productos que ofertan? ¿Quiénes están en la tierra trabajando, quiénes en las ventanillas atendiendo al público, quién en las aulas formando a los futuros trabajadores, quién en los talleres tejiéndoles la ropa, quién elaborando los alimentos, quién investigando para curar sus dolencias, quién salvándoles la vida?

Somos absolutamente idiotas. Tanto los que se aprovechan de los que necesitan urgentemente cuatro duros, como los que nos dejamos explotar y faltar al respeto de esta manera. Los unos porque desprecian y minusvaloran a los de abajo, los otros porque temen perder lo poco que tienen, y porque no conocen su propio valor y su propia fuerza. 

Y así, sobre esta red de idiotez retroalimentada, mantenemos de mala manera un país que algunos llaman de pandereta, y que a mí me produce asco. Y lo más triste es que nos lo merecemos.
Por idiotas.


lunes, 2 de junio de 2014

Nietos de vencedores y vencidos. De días históricos y otros cuentos

Hacía muchísimo que no actualizaba el blog, y los pocos que lo leen alguna vez saben que está exclusivamente dedicado a literatura... Pero creo que voy a tener que ir empezando a hacer algunas excepciones.

Hoy, 2 de junio de 2014, ha abdicado Juan Carlos I (¿"ex-rey"?) de España. Lo he visto con una amiga en directo, y creo que ha sido la primera vez en mi vida que he corrido por ir a ver qué tenía que decir el (¿señor?) Rajoy.

Como historiadora no puedo negar que Juan Carlos fue uno de los protagonistas de la Transición española, lo cual implica que jugó un papel importante en la "entrada" de la... Esto... ¿cómo se llamaba...? ah sí, """"Democracia""" en nuestro país. Tampoco negaré que este señor ha llevado a cabo tareas diplomáticas relevantes en estos 39 añazos que ha estado en el cargo, (aunque no sé qué opinarán los paisanos del Sáhara Occidental sobre los frutos de estas labores), y por supuesto yo también me alegro de que no apoyase el golpe del 23-F en su momento, faltaría más.

Sin embargo, no nos dejemos engañar. El rey obró en interés propio también, en interés del mantenimiento de la monarquía española, que ya no habría sido sostenible con el absolutismo con que la había diseñado Franco en su día, porque, lamentablemente, Europa nos sacaba ya bastante ventaja desde hacía décadas.

Y no nos equivoquemos. No hace ninguna falta decir, porque es obvio, que este sistema que tenemos no es democrático, sino un fraude asqueroso al que todos ellos, la familia real y los políticos, se aferran. Esto que tenemos, desde mi punto de vista, no es más que una prolongación indefinida y estirada al máximo, igual que un chicle masticado y babeado hasta la saciedad, de aquella tan ensalzada Transición; una Transición que, muy lejos de haber sido tan idílica y democrática como nos gusta decir últimamente, no fue más que un apéndice de la última etapa del franquismo, pues, como sabe cualquiera que haya leído un poco de Historia Contemporánea de España, nuestro sistema surgió directamente de las entrañas de la dictadura, que siempre supo disfrazarse muy bien para ir adaptándose a los tiempos. Y, esto lo comento como dato curioso nada más, la única Transición "democrática" que se asemeja más a la nuestra es la que se vivió en Sudáfrica.

Para evitar malas interpretaciones, conste que entiendo la Transición para su momento. España estaba aún asustada y lamiéndose las heridas sin cicatrizar de la Guerra Civil, no había muchas ganas de meterse en más conflictos. Conste que comprendo la actitud de los "hijos de vencedores y vencidos". Y también los políticos. Qué bien supieron aprovecharlo.

Pero hoy es 2 de junio de 2014, la Transición va camino de cumplir los 40 tacos, y yo no pertenezco ya a aquellas generaciones. Nieta de vencedores y vencidos, critico nuestro sistema y exijo algo más.

Si tan democrático fuera Juan Carlos, no habría abdicado en su hijo para continuar con la saga de personajes de sangre azul en este país.

Si tan democráticos fueran nuestros políticos, lo primero que harían sería convocar un Referéndum para que el pueblo decida si quiere o no un nuevo rey.

Si fuera democrático nuestro sistema, no conservaría aún este tipo de vestigios medievales, injustos y en clara contradicción con los principales Derechos Humanos, que, se supone, son el horizonte de sentido de la sociedad occidental actual.

Ni de forma simbólica, ni de ningún modo. Los Derechos Humanos dicen que todas las personas son iguales. Cualquier forma de monarquía y de sustentación de noblezas rancias simplemente es incompatible con esto, independientemente del poder real que ostenten estas personas.

Ahora, la mala prensa que últimamente bulle en torno a la familia real, entre otros sustos (como el reciente éxito de partidos alternativos como Podemos), sumado a las circunstancias personales de Juan Carlos, les llevan a pseudo-mutar de nuevo y traer "sangre nueva", readaptarse para subsistir.

Esto significa muchas cosas, pero entre ellas una muy importante: se están produciendo cambios sociales que, aunque intentan ser tapados y manipulados, empiezan a asustarles. Quizás esté llegando el momento en que nos sintamos capaces de empezar a cambiar las cosas más importantes. Tal vez por fin estemos acercándonos al fin de la Transición.

Pero esto no depende de un rey, ni de un político. Ni siquiera de cientos de ellos.

La Historia no la hacen únicamente los personajes importantes... Sus nombres sólo deberían servir a los historiadores como ayudas nemotécnicas.

La Historia la hacemos todos, cada día. Por eso todos los días son días históricos.

Todos nosotros somos protagonistas, más activos o más pasivos, de los cambios históricos. Entendamos esto:

La Historia es nuestra.

sábado, 19 de octubre de 2013

De duendes [fragmento de 'Al otro lado del cuento']


Y entonces lo supo, y por infantil que pudiera parecer, en su corazón no cupo duda: era un duende. Aquellos ojos aceituna, enormes y relampagueantes, asomándose tras la cortina cobriza que lo cubría casi por completo: la carita, tan diminuta; los dedos, larguísimos y nudosos, enroscados como ramas de enredadera a los barrotes. Había algo en aquella criatura que le hacía refulgir como fuego fatuo, pero sin muerte. Como llama, pero sin quemar. Ni siquiera habría sabido decidir si el ser era bello o feo. Pero brillaba. Sin luces, sin lumbre, sin más astros alrededor que aquél que los sostenía, sin más calor que el que inspiraba la curiosidad de aquellas pupilas como pozos. Pero brillaba. Simple, implacable, mágicamente… brillaba.