Lucía Rodríguez González

jueves, 6 de octubre de 2016

Existen lugares

en los que la mirada se confunde con el recuerdo,
lugares en los que se nos devuelven, como depósitos de viejas alegrías, sensaciones que ya creíamos olvidadas.

Su olor, el tacto de su suelo y de su brisa, el sonido de su entorno.

Todo ello junto hunde muy profundo sus raíces en la memoria, haciendo aflorar destellos... Destellos de nostalgia, de sonrisas escondidas, de vida.

Vida...













Siempre existirán estos lugares, impresos en la mente y en los sueños de lo vivido. Son el equilibrio de los malos recuerdos.



Sí, también habrá siempre memorias tristes. Pero mucho más triste aún sería el olvido.