Lucía Rodríguez González

jueves, 5 de julio de 2012

Echar de menos

Echar de menos.

Decía Saramago que cualquier ausencia es una muerte, que la única diferencia entre una y otra es la esperanza.

Cuántas cosas echo de menos ahora mismo. Echo de menos el reír despreocupadamente, sin pensamientos oscuros que apaguen rápido las carcajadas. Echo de menos el sol, pero no sólo verlo, también sentir su caricia, y sentir su abrazo más agobiante, ése que te empuja a tirarte de cabeza al agua, agua que también echo de menos.

Echo de menos a alguno y a algunos, los viajes, las situaciones emocionantes, pero no como éstas, sino las que ya no quieres olvidar nunca, las que revives después por las noches, aunque pasen muchos años, sobre todo en momentos peores, para refugiarte en ellas; y le ruegas a tu sobconsciente soñarlas una y otra vez si es posible, experimentarlas de nuevo.

Tantas cosas echo de menos... Pero son sólo ausencias. Y si la única diferencia es la esperanza, para mí es grandísima, abismal, me amarro a ella como a un salvavidas, y creo en ella con todo mi corazón.

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