Lucía Rodríguez González

sábado, 19 de octubre de 2013

De duendes [fragmento de 'Al otro lado del cuento']


Y entonces lo supo, y por infantil que pudiera parecer, en su corazón no cupo duda: era un duende. Aquellos ojos aceituna, enormes y relampagueantes, asomándose tras la cortina cobriza que lo cubría casi por completo: la carita, tan diminuta; los dedos, larguísimos y nudosos, enroscados como ramas de enredadera a los barrotes. Había algo en aquella criatura que le hacía refulgir como fuego fatuo, pero sin muerte. Como llama, pero sin quemar. Ni siquiera habría sabido decidir si el ser era bello o feo. Pero brillaba. Sin luces, sin lumbre, sin más astros alrededor que aquél que los sostenía, sin más calor que el que inspiraba la curiosidad de aquellas pupilas como pozos. Pero brillaba. Simple, implacable, mágicamente… brillaba.



martes, 28 de mayo de 2013

Entender. Parte I

-Rara vez entiendo mis sueños.
-Eso es porque los sueños no se entienden. Se experimentan.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Visita del Poeta

Me lo encontré paseándose a sus anchas por mi sueño, anciano y despreocupado. El poeta.

Hablamos un rato, que fueron dos días, o quizás sólo me habló él, en el barco (no cabía esperar menos).
Se despidió regalándome un pez de colores, pero... lo perdí. Lo perdí poco después de que él se apeara.

Se me escurrió por el lavabo, (¿qué pintaba allí aquel lavabo?), el pobre pececito, muerto.

Abrí los ojos del disgusto.
¿Cómo había podido perder el regalo del poeta?

Cuando lo conté a la mañana, alguien me dijo <<Es impresionante, los sueños tan absurdos que tienes.>>

Y quizás no era absurdo. No tanto.


...Ahora me río.


miércoles, 6 de febrero de 2013

Paso y me quedo, como el Universo.

<< Pasa el árbol y se queda disperso por la Naturaleza.
Se marchita la flor y su polvo dura siempre.
Corre el río y entra en el mar y su agua es siempre la 
que fue suya.

Paso y me quedo, como el Universo. >>


Fernando Pessoa