doce meses, 365 días, 8.760 horas atrás...
Un terremoto en Haití de 7 grados en la escala de Richter...
Los puertos de Menga y El Pico blancos de nieve, de hielo y de niebla,
una de las imágenes más bonitas, más dulces, que he visto en años...
Ilusión, (¡tanta!), incluso mientras recogía los adornos que había dejado puestos en la habitación de la residencia tres semanas atrás...
Inspección policial, con perros incluidos, ("¡Las manos fuera de los bolsillos!"), justamente en el bus que cogimos al volver de ver Avatar en El Tormes...
Un año...
... Desde aquellas horas, siempre demasiado pocas, lidiando con el Perigordiense, Chatelperroniense, Gravetiense, Solutrense, Magdaleniense... Y todos los demás "-ienses", anteriores y posteriores, y todas sus malditas facies en cada una de las malditas regiones de la maldita porción del planeta (ya entonces demasiado amplia) ocupada por la maldita humanidad...
... Y el estrés...
...¡Qué estrés! ...
... Pero qué emocionante todo. La vida, qué emocionante.
... Y qué vueltas.
Hoy no había ni pizca de nieve,
pero aún así el Valle estaba precioso: toda la lluvia que le ha caído en estos meses lo está haciendo reverdecer y brillar otra vez,
y su vista sigue siendo capaz de iluminarle a uno la cara,a pesar de las cicatrices del incendio.
Hace un año, volvía con uno más.
Hoy vuelvo con dos menos, y la maleta cargada de grandes intenciones.
martes, 11 de enero de 2011
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