Lucía Rodríguez González

lunes, 2 de junio de 2014

Nietos de vencedores y vencidos. De días históricos y otros cuentos

Hacía muchísimo que no actualizaba el blog, y los pocos que lo leen alguna vez saben que está exclusivamente dedicado a literatura... Pero creo que voy a tener que ir empezando a hacer algunas excepciones.

Hoy, 2 de junio de 2014, ha abdicado Juan Carlos I (¿"ex-rey"?) de España. Lo he visto con una amiga en directo, y creo que ha sido la primera vez en mi vida que he corrido por ir a ver qué tenía que decir el (¿señor?) Rajoy.

Como historiadora no puedo negar que Juan Carlos fue uno de los protagonistas de la Transición española, lo cual implica que jugó un papel importante en la "entrada" de la... Esto... ¿cómo se llamaba...? ah sí, """"Democracia""" en nuestro país. Tampoco negaré que este señor ha llevado a cabo tareas diplomáticas relevantes en estos 39 añazos que ha estado en el cargo, (aunque no sé qué opinarán los paisanos del Sáhara Occidental sobre los frutos de estas labores), y por supuesto yo también me alegro de que no apoyase el golpe del 23-F en su momento, faltaría más.

Sin embargo, no nos dejemos engañar. El rey obró en interés propio también, en interés del mantenimiento de la monarquía española, que ya no habría sido sostenible con el absolutismo con que la había diseñado Franco en su día, porque, lamentablemente, Europa nos sacaba ya bastante ventaja desde hacía décadas.

Y no nos equivoquemos. No hace ninguna falta decir, porque es obvio, que este sistema que tenemos no es democrático, sino un fraude asqueroso al que todos ellos, la familia real y los políticos, se aferran. Esto que tenemos, desde mi punto de vista, no es más que una prolongación indefinida y estirada al máximo, igual que un chicle masticado y babeado hasta la saciedad, de aquella tan ensalzada Transición; una Transición que, muy lejos de haber sido tan idílica y democrática como nos gusta decir últimamente, no fue más que un apéndice de la última etapa del franquismo, pues, como sabe cualquiera que haya leído un poco de Historia Contemporánea de España, nuestro sistema surgió directamente de las entrañas de la dictadura, que siempre supo disfrazarse muy bien para ir adaptándose a los tiempos. Y, esto lo comento como dato curioso nada más, la única Transición "democrática" que se asemeja más a la nuestra es la que se vivió en Sudáfrica.

Para evitar malas interpretaciones, conste que entiendo la Transición para su momento. España estaba aún asustada y lamiéndose las heridas sin cicatrizar de la Guerra Civil, no había muchas ganas de meterse en más conflictos. Conste que comprendo la actitud de los "hijos de vencedores y vencidos". Y también los políticos. Qué bien supieron aprovecharlo.

Pero hoy es 2 de junio de 2014, la Transición va camino de cumplir los 40 tacos, y yo no pertenezco ya a aquellas generaciones. Nieta de vencedores y vencidos, critico nuestro sistema y exijo algo más.

Si tan democrático fuera Juan Carlos, no habría abdicado en su hijo para continuar con la saga de personajes de sangre azul en este país.

Si tan democráticos fueran nuestros políticos, lo primero que harían sería convocar un Referéndum para que el pueblo decida si quiere o no un nuevo rey.

Si fuera democrático nuestro sistema, no conservaría aún este tipo de vestigios medievales, injustos y en clara contradicción con los principales Derechos Humanos, que, se supone, son el horizonte de sentido de la sociedad occidental actual.

Ni de forma simbólica, ni de ningún modo. Los Derechos Humanos dicen que todas las personas son iguales. Cualquier forma de monarquía y de sustentación de noblezas rancias simplemente es incompatible con esto, independientemente del poder real que ostenten estas personas.

Ahora, la mala prensa que últimamente bulle en torno a la familia real, entre otros sustos (como el reciente éxito de partidos alternativos como Podemos), sumado a las circunstancias personales de Juan Carlos, les llevan a pseudo-mutar de nuevo y traer "sangre nueva", readaptarse para subsistir.

Esto significa muchas cosas, pero entre ellas una muy importante: se están produciendo cambios sociales que, aunque intentan ser tapados y manipulados, empiezan a asustarles. Quizás esté llegando el momento en que nos sintamos capaces de empezar a cambiar las cosas más importantes. Tal vez por fin estemos acercándonos al fin de la Transición.

Pero esto no depende de un rey, ni de un político. Ni siquiera de cientos de ellos.

La Historia no la hacen únicamente los personajes importantes... Sus nombres sólo deberían servir a los historiadores como ayudas nemotécnicas.

La Historia la hacemos todos, cada día. Por eso todos los días son días históricos.

Todos nosotros somos protagonistas, más activos o más pasivos, de los cambios históricos. Entendamos esto:

La Historia es nuestra.

1 comentario:

ANGEL IB ABDON dijo...

!!!PERO QUE BIEN ESCRIBES¡¡¡